Abril 3
Transformación: Principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
SANTIAGO 2:14-16 VIOLENCIA CONTRA LA MUJER: EL DEBER DE LOS LÍDERES
“Toda mujer que no es instruida por sus pastores y a la que no le dan cursos en sus congregaciones para saber cómo enfrentar el maltrato con sabiduría, firmeza y decencia, tristemente continuará siendo víctima de abuso y violencia."
Realmente me sorprende que todas o casi todas las mujeres que me han elegido consejero para sus casos de violencia doméstica no hayan sido ayudadas en sus congregaciones. Casi siempre pregunto si han recibido ayuda y las respuestas son más o menos las siguientes: “Pedí ayuda, pero me dijeron que ore y que Dios me ayudaría.” “Como mi esposo no asistía a la congregación me dijeron que no podían ayudarme.” “No podemos ayudarle y mejor denuncie a la policía.” Solo hay tres razones porque un pastor y su congregación no ayudan a las mujeres que buscan su ayuda en casos de violencia:
-Primero: Porque no le dan la importancia debida.
-Segundo: Porque en sus propios hogares existe abuso o violencia.
-Tercero: Porque no han estudiado asesoramiento familiar y no están capacitados.
-Cuarto: Porque espiritualizan la vida y solo esperan milagros.
Estoy convencido que toda congregación o pastor que no ayude a las personas a enfrentar la violencia en forma bíblica y profesional no está cumpliendo su llamamiento divino. Si no está preparado, debe invitar a la congregación a expertos y tener consejeros a los cuales pueda referir las personas a las que no puede ayudar.
El abuso no comienza de un momento a otro, generalmente es un patrón de conducta que todos podemos detectar, pero muchas mujeres no le dan importancia cuando se inicia. Muchas mujeres han relatado su historia con palabras similares. Me han relatado que todo al principio era hermoso... "éramos jóvenes y él me decía que era inteligente y bella". Algunas dicen “mi novio nunca me maltrató en el noviazgo" y otras dijeron "me maltrataba, pero pensé que en el matrimonio cambiaria". Algunas dicen: "nuestra boda fue hermosa" y otras que "fue un desastre" y aun parte de la luna de miel donde se inició el abuso. Algunas relatan que "todo comenzó poco a poco con pequeñas molestias, largos enojos o pequeños arranques de ira" y otras que "la violencia comenzó muy rápidamente." Algunas relatan que han vivido insultadas o denigradas, pero nunca violentadas y otras que han sido víctimas de más violencia que insultos.
Algunas mujeres jóvenes y otras aun ancianas han abierto su corazón en medio de su desesperación y me han relatado su calvario en búsqueda de liberación. He aconsejado a señoras indígenas, educadas o analfabetas y mujeres profesionales dueñas de empresas. He orientado a personas en diferentes países, en diferentes instituciones y también a muchas que son fieles miembros de congregaciones. Todas han tenido en común la terrible enemiga llamada violencia y sus compañeras de maldad llamadas abuso, maltrato, irrespeto, insultos, amenazas, intimidación, etc. Todas tenían un familiar abusador, desde esposos hasta hijos o padres. Todas han estado de una profunda angustia, aunque algunas se escondían detrás de la careta de la negación, todas eran esclavas de la maldad, de sus temores y de su ignorancia, aunque algunas no querían aceptarlo y todas eran creyentes en Dios, pero no conocían los recursos que Dios les ofrece para enfrentar la violencia.
Compromiso:
Señor, me comprometo a prepararme para saber cómo enfrentar los abusos y cómo evitarlos bíblicamente.
LECTURA BÍBLICA: Santiago 2:14-16