Febrero 11
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
MATEO 6:33 SEÑOR: RESUELVO APRENDER A SEPARAR LO SECUNDARIO DE LO PRIORITARIO
“Quienes determinan hacer primero lo que deberían hacer después solo porque les agrada no cumplirán fielmente sus responsabilidades porque por no hacer primero lo primero tienen en desorden sus prioridades.”
No pueden vivir una vida de éxito y legado los que tienen sus prioridades desordenadas pues darán mas importancia a lo urgente o agradable que a lo realmente importante.
Otro deber que deben cumplir quienes desean vivir con éxito es el siguiente:
Debemos separar lo secundario de lo prioritario.
No podemos ser exitosos en la vida manteniendo nuestras prioridades desordenas. Es un error intentar hacer primero lo que nos agrada, aunque no es urgente, en vez de cumplir los deberes que son esenciales en forma responsable y paciente. El éxito o fracaso de nuestra vida depende de las elecciones que hacemos, de donde las ubicamos y de en que parte de la lista de prioridades situamos las cosas que son más importantes. El problema es que todos vivimos con la tiranía de lo urgente. Lo urgente muchas veces se realiza mas rápidamente que lo importante y así postergamos las cosas que para que funcionen deben realizarse con mayor rapidez. Nos gusta hacer lo que nos agrada y apasiona, aunque no sea primordial y dejar de lado una prioridad, aunque sea un deber esencial solo por la carga que implica el cumplirlo de la forma que debemos y en el momento en que debemos.
El vivir la vida que Dios quiere que vivamos depende en gran manera de cómo ordenamos nuestra vida y nuestro deber es ordenarla de acuerdo con un buen sistema de prioridades.
Dios debe ser nuestra más importante prioridad porque Dios ordena que le amemos a Él de todo corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Jesús dijo que quien no dejaba padre, madre, posesiones, etc. no era digno de ser su discípulo. Es decir, que Él debía ser nuestra prioridad y si Él es nuestra prioridad, nos amaremos a nosotros como Él nos ama, a nuestra familia que es la célula más importante de la sociedad, a la iglesia donde somos instruidos para saber amar a nuestro prójimo y a Dios, y a la sociedad donde utilizamos nuestros talentos para el bien común. Eso es lo que Jesús enseñó al decir que el más grande mandamiento es amarás a Dios por sobre todas las cosas y a los demás como a ti mismo. Cuando Dios es primero, todo lo demás es importante y solo debemos colocarlo en orden de importancia.
Después de que determinemos que Dios será la persona más importante de nuestra vida, debemos aprender a no despreciar nuestras obligaciones primarias por satisfacer gustos secundarios y no poner en un lugar secundario, lo que para nuestro bien debe ser prioritario.
Compromiso:
Señor, me comprometo a mantenerme vigilante para dar más importancia a las cosas prioritarias y luchar por hacer primero lo primero.
LECTURA BÍBLICA: Mateo 6:33
Antonio Alvarez