Junio 26
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
Quincuagésima primer semana: El pecado: sus raíces, nuestras consecuencias y nuestra victoria.
ROMANOS 1:18- 21 EL PECADO: CONTAMINACIÓN, INGRATITUD Y REBELIÓN
“Los cristianos con la ayuda de Dios debemos evitar siempre el pecado y arrepentirnos tan pronto lo cometemos. Nuestra naturaleza pecaminosa no solo produce contaminación, sino que nos mueve a la ingratitud con nuestro Salvador y a peligrosos actos de rebelión.”
Hay muchas congregaciones conservadoras que aplaudirán a un predicador, o incluso exigirán que un pastor, desarrolle la doctrina de la Depravación Total o Radical. Sin embargo, estas mismas congregaciones no siempre reciben tan fácilmente las palabras del predicador o maestro que les hace conocer el problema de pecado contemporáneo actual y su falta de santidad personal. Debemos estar preparados para exponer todo el consejo de Dios sobre el pecado, de una manera bíblicamente equilibrada. No debemos ser suaves con el pecado, debemos llamarlo por su nombre. Debemos predicar sobre las realidades del pecado tanto original como el pecado actual y personal. Debemos predicar sobre la depravación radical de todo el ser y cómo el pecado personal nos conduce a la destrucción. Debemos enseñar que el pecado produce la muerte y que, aunque todo pecado impide nuestra sana relación con Dios, no todos los pecados son iguales: algunos pecados, son, por su naturaleza o agravantes, más atroces que otros.
Debemos seguir enseñando que El pecado es la errónea elección debido a nuestra contaminación.
El pecado nos contaminó a todos. Elegimos el pecado porque tenemos una naturaleza pecaminosa que está contaminada y nos motiva a elegir la maldad en vez de la santidad.
La orden de Pablo es: “Queridos amigos, dado que tenemos estas promesas, limpiémonos de todo lo que pueda contaminar nuestro cuerpo o espíritu. Y procuremos alcanzar una completa santidad porque tememos a Dios.” (2 Corintios 7:1)
Debemos seguir enseñando que El pecado es la elección de la maldad debido a nuestra tendencia a la rebelión.
Nuestra naturaleza pecaminosa nos mueve a la rebelión. A nuestra carne no le gusta la santidad, solo quiere seguir las pasiones pecaminosas. Pablo escribe: “18 Pero Dios muestra su ira desde el cielo contra todos los que son pecadores y perversos, que detienen la verdad con su perversión. (Romanos 1)
Debemos seguir enseñando que El pecado es la elección errónea por nuestra ingratitud.
Quien determina pecar determina no adorarle a Dios ni darle gracias por su misericordia y salvación. Pablo escribe: 21 Es cierto, ellos conocieron a Dios, pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias.”
Nuestro deber es evitar tener un corazón pecaminoso al que no le importa lo que Dios piensa, que no tiene temor de Él y que no tiene gratitud por el amor que Dios demuestra con nosotros.
Compromiso:
Señor, me comprometo a evitar la contaminación del pecado, mi ingratitud y mis actos de rebelión. Lucharé por evitar que mi corazón regenerado elija regularmente el pecado.
LECTURAS BÍBLICAS: Romanos 1:18 al 21, 2 Corintios 7:1,