Mayo 31
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
Cuadragésima séptima semana: La maternidad, elección divina para el nacimiento humano.
1 CORINTIOS 6:19-20 LA MADRE Y SUS HIJOS: UNA RELACIÓN DE AMOR Y RESPETO MUTUO
“No solo la madre debe cumplir la orden divina de amar y respetar a sus hijos, también los hijos que desean ser formados y obtener la bendición divina tienen el deber de amar y respetar a su madre porque ese es el modelo divino por Dios diseñado para que relación de la forma que Dios ha ordenado.”
La relación madre hijo e hijo madre requiere respeto y amor de ambas partes y tristemente no siempre lo reciben las madres. Cuando los niños son pequeños la madre no solo debe permanecer amándolos y respetándolos, sino que debe también guiarlos para que con su ejemplo aprendan a amar y respetar. Los hijos deben tener en alta estima esta labor única que es desarrollada por un ser humano falible y pecadora, pero que tiene facultades y habilidades especiales para poder cumplir una rol que nadie más puede cumplir.
Las madres: mujeres obedientes a Dios que aman y tienen respeto por sus hijos.
Una madre cristiana madura ha comprendido el diseño divino de la maternidad y cumple con alegría y responsabilidad la asignación divina que le exige amarse y respetarse y enseñar a sus hijos a amarla y respetarla.
La maternidad que se realiza conforme al diseño divino requiere de tres importantes obligaciones:
-Primero: Para amar y respetar a sus hijos como Dios ordena, la madre cristiana tiene el deber de conocer a Cristo, de amar y respetar a Dios teniendo una relación con Él, tan sabia que le permita ser intima con Él y descubrir el propósito, las responsabilidades y la forma de cumplir con el rol que Dios soberanamente le asignó.
La madre que quiere amar y respetar a sus hijos debe aprender a amar y respetar a Dios, debe tener una relación exitosa con Dios que le permita tener éxito en su cometido.
-Segundo: La madre cristiana tiene el deber de amar y respetar su vida para tener una mayordomía tan sabia que le permita desarrollar su propia vida, ser un ejemplo digno de ser imitado por sus hijos y de vivir conforme a la razón de su existencia y las responsabilidades que esto implica.
Pablo recuerda a las madres la responsabilidad de ser buenas mayordomas integrales de su vida, recordándoles que su “cuerpo es el templo del Espíritu Santo” y que Dios demanda que “honren a Dios con su cuerpo.”
-Tercero: La madre cristiana tiene el deber de tener relaciones con sus hijos tan sabias que le permita enseñar a sus hijos a vivir en conformidad al potencial, habilidades y responsabilidades que Dios le asignó.
La madre debe ser una permanente evaluadora de las capacidades y talentos de sus hijos y debe descubrir el potencial que Dios les ha dado para poder guiarle sabiamente para que desarrollen de la manera más efectiva sus talentos y dones. Ellos no tienen manera de conocerse si la madre no los conoce y les guía para que se desarrollen conforme al diseño divino y utilicen el potencial recibido.
Compromiso:
Señor, me comprometo a cumplir con fidelidad todas las órdenes que Tú me entregas para que cumpla mis funciones bíblicamente.
LECTURA BÍBLICA:1 Corintios 6:19-20