Abril 7

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Cuadragésima semana: el desafío de enfrentar el maltrato con principios divinos.

SALMO 11:5   JESUCRISTO: VÍCTIMA DE LA VIOLENCIA QUE CONDENA

“Las palabras y acciones de Jesucristo rompieron todos los sistemas de pensamientos de su época y del pasado y demostró que la mujer delante de Dios es igual al hombre, creada a la imagen de Dios y como una persona de valor y dignidad. El liderazgo y la iglesia, su esposa, tienen el deber de demostrar el mismo amor demostrado por el Salvador.”

Jesucristo recibió ataques, humillaciones y desprecio de los gobernantes, los religiosos, de los paganos, de su pueblo y aun de sus propios familiares. Jesucristo sufrió todo tipo de abusos. Fue despreciado, maltratado, humillado, golpeado, herido, insultado, y finalmente asesinado, pero a pesar de ser varón de dolores, no cometió pecado. Él fue víctima de la violencia que con amor condena.

Jesús es el soberano de toda la creación y todas las cosas fueron hechas por Él y para Él y Él creó a las mujeres como portadoras de la imagen de Dios (Génesis 1:27). Pero el pecado de Adán y Eva cambió todo y cuando Jesús vino a este mundo en Belén de Judea, las mujeres vivían en las sombras, humilladas, ignoradas, abusadas y no eran tratadas como personas. Ellas no podían hablar con hombres en público y tampoco podían comer con ellos cuando estaban en reuniones sociales. Aunque no lo crea, a ellas no se les permitía adorar junto con los hombres ni podían sentarse con ellos para escuchar la enseñanza de un rabino. Las mujeres eran divorciadas por cualquier motivo, no tenían derechos legales ni siquiera podían testificar en las cortes. En el año 340 A.C., Demóstenes escribió: "Mantengan amantes para obtener placer, concubinas para el cuidado diario de sus personas, esposas para darles hijos legítimos y ser fieles guardianes de sus hogares".

Nunca en la historia del mundo la mujer fue tratada con el valor y la dignidad con que Cristo las trató. Los romanos usaban a las mujeres para divertirse, los griegos para satisfacer sus pasiones, los judíos para que sean las madres de sus hijos, pero solo Jesús y el cristianismo enseñaron y demostraron la dignidad de la mujer y que ella es igual que el hombre delante de Dios y, por lo tanto, frente a todo ser humano y en toda raza, cultura o sociedad.

Realmente me impresiona la relación radical y amorosa de Jesús con las mujeres que tuvo la oportunidad de conocer durante los 33 años que caminó en esta tierra. A Jesús nada lo detuvo para mostrar que por amor estaba dispuesto a traspasar los límites sociales, políticos, raciales y de género creados por el hombre y determinó relacionarse con las mujeres con el debido respeto sabiendo que él fue quien las creó a imagen y semejanza de Dios.

La Biblia y las enseñanzas de Cristo condenan toda violencia doméstica como un pecado porque toda violencia hacia la mujer e hijos o hacia los hombres, va directamente en contra del propósito de Dios para la familia.

Compromiso:

Señor, me comprometo a saber vivir con la dignidad que Tú me diste, a no atacar la dignidad de nadie y a no permitir ser tratada como una persona sin valor y sin dignidad.

LECTURAS BÍBLICAS: Salmo 11:5, Efesios 4:32, Colosenses 3:19

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