Marzo 10

Transformación: Principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Trigésima sexta semana: De la discordia a la concordia, cómo aplicar la gracia para enfrentar los conflictos naturales de las relaciones interpersonales.

SANTIAGO 4:1-12 LA RAZÓN DE NUESTROS CONFLICTOS

“Dios desea que vivamos en paz y ha provisto de todos los recursos para que tengamos paz en nuestras relaciones interpersonales. Nuestro problema para lograr vivir con respeto y unidad es que tenemos una naturaleza pecaminosa que nos lleva a los pleitos por nuestra pecaminosidad.”

Existen buenas diferencias que nos llevan a conflictos por nuestra mala actitud. Dios nos hizo diferentes por lo que las diferencias no son malas, sino nuestro rechazo a quienes piensan diferente a nosotros y nuestra forma inapropiada de manejar las diferencias naturales en las relaciones interpersonales. Aunque muchas de nuestras diferencias nos dan la oportunidad de convertirnos en una ayuda idónea de los demás, en la mayoría de los casos las vemos como competencia o antagonismo.

Todos los conflictos son neutros y beneficiosos para quienes son sabios y los saben manejar, pero cuando nos rebelamos, nos maltratamos, no sabemos convivir o incluso no sabemos separarnos de las personas con conductas toxicas, el problema no es los problemas sino la mala condición de nuestro corazón. La Palabra de Dios certifica que muchos desacuerdos son producto de motivaciones y comportamientos pecaminosos. Santiago dice: "¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís".

Cuando un conflicto es producto de una acción pecaminosa demasiado seria como para ser ignorada, es necesaria una confrontación con gracia y que se fundamenta en los principios de la Palabra de Dios.

Los conflictos no deben ser visto como inconvenientes, ni como ocasión para tener reacciones pecaminosas, sino como una oportunidad de glorificar a Dios, servir a nuestros hermanos, y ayudarnos en nuestro crecimiento hacia la madurez. Cuando entre los cristianos existían inmensas diferencias culturales, en medio de una sociedad corrupta, cuando la iglesia del Señor estaba compuesta por personas con diferencias abismales, el Señor los exhorto para que tengan paz en sus relaciones interpersonales.

El cristiano no debe ser el creador de los conflictos, debe ser la única persona sabia con la cabeza fría en medio de todos los necios que tienen la cabeza caliente. El cristiano no debe ser quien responde mal por el mal que le hacen sino quien confronta con amor, perdona y pide perdón con contrición, quien sana relaciones con gracia, y quien despide y se aleja de quienes no quieren cambiar y por estar cerca producen dolor y desgracia.

La orden divina es que antes, durante y después de los conflictos, todo lo que hablen, todo lo que piensen, todo lo hagan sea tan sabio y bíblico que logren que Dios resulte glorificado; los hermanos, hijos, amigos, jefes, empleados sean edificados y nosotros ayudados en nuestro crecimiento hacia la madurez. Recuerde la razón de nuestros conflictos mal manejados somos nosotros, aunque los demás sean causantes de los conflictos.

Compromiso:

Señor, me comprometo a controlar mis actitudes pecaminosas y las pasiones que me llevan a crear conflictos o responder mal cuando alguien los provoca.

LECTURA BÍBLICA: Santiago 4:1-12

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