Enero 3
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
Vigésima sexta semana: navidad a la cristiana, una receta tomada de la Biblia.
MARCOS 9:14-24 SEÑOR: AYUDA MI INCREDULIDAD
“Actuamos neciamente cuando por la fe esperamos un año nuevo excelente y diferente, mientras seguimos manteniendo los errores y pecados del presente.”
Algunos cristianos creen haber aprendido diferentes fórmulas para que les vaya bien sin tomar en serio las órdenes divinas de vivir en santidad, de actuar con responsabilidad e integridad. Recuerde que Dios demanda que seamos santos como Él es santo y no en ciertas áreas sino en toda nuestra manera de vivir.
Algunos piensan, “si yo envío dinero abundante a un predicador, Dios me prosperará grandemente.” Otros dicen “si yo declaro que me irá bien en el nuevo año, por mi declaración Dios lo hará.” Otros agregan: “Si oro y unjo mi casa con aceite, no llegará ninguna plaga.” Pero si esa persona esta teniendo relaciones sexuales fuera del matrimonio, si está abusando de sus hijos o está insultando o violentando a su cónyuge, o padres, si no vive una vida con un compromiso con la santidad y el amor en sus relaciones interpersonales, la Biblia dice que aun sus oraciones serán estorbadas. "Recuerde, las oraciones son estorbadas."
En Marcos 9:14-24 leemos la historia de un hombre que tenía un hijo poseído por un espíritu. El hombre llevó a su hijo con los discípulos de Jesús para que echaran fuera al espíritu, pero no pudieron. Cuando Jesús vino y los discípulos le contaron acerca de esto y de cómo no pudieron, Jesús pidió traer al niño.
Después el hombre le pidió a Jesús expulsar al espíritu "si es que puede", Jesús respondió: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible." El hombre clamó "Creo; ayuda mi incredulidad."
Qué dijo, ¿qué creía y no creía a la vez? Esta persona tenía fe, si no la hubiera tenido ni se hubiera molestado para ir donde Jesús. Es que una cosa es creer y declarar y otra es creer que lo que dice Jesús es verdad y obedecer sin importar cuáles sean sus órdenes. Cuando oramos, o cuando ofrendamos, no debemos hacerlo para obtener algo sino porque somos hijos agradecidos y amados de Dios. Entendemos que debemos actuar con santidad, con responsabilidad, con integridad en todo lo que hacemos mientras oramos, ofrendamos y servimos. Igual que este hombre debemos decir, Señor, creo, ayúdame en mi incredulidad. Dígale: "Querido Dios, yo sé que Tú existes y que tu Palabra es verdadera, que tus promesas son fieles, pero ayúdame a creer que es posible para mí vivir conforme a lo que Tú demandes pues Tú nunca bendices a los desobedientes, ni tienen prosperidad los hijos que oran bien, declaran bien aunque eligen comportamientos que no resultan de la santidad.
Compromiso:
Señor, me comprometo a no solo creer intelectualmente en tu existencia y declarar lo que tu dices en tu palabra, me comprometo a vivir tu palabra y seré bendecido por mi obediencia. No solo por pedir tu favor y tu presencia.
LECTURA BÍBLICA: Marcos 9:14-24; 1 Pedro 3:7