Diciembre 30
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
Vigésima quinta semana: navidad a la cristiana, una receta tomada de la Biblia.
1 TESALONICENSES 4:11-14 ENFRENTANDO NUESTRAS PÉRDIDAS
“Enfrentar nuestras pérdidas es solamente nuestra responsabilidad y aunque podemos tener sabias estrategias para involucrar a otros que nos apoyen y aconsejen bíblicamente, es solamente nuestra responsabilidad enfrentar las pérdidas sabiamente.”
Sea cual sea el motivo, la pérdida que nos resulta más dolorosa cuando la manejamos siguiendo los principios bíblicos puede ser el punto de partida de un nuevo comienzo. Una pérdida de la mano de Cristo es el embrión de algo que, pasado el tiempo de incertidumbre y tristeza, puede llegar a convertirnos en seres más dependientes de la gracia de Dios. Con los años, las pérdidas grandes suelen mostrar el verdadero sentido de nuestra vida.
Todos reaccionamos de forma diferente ante la muerte, la pérdida de familiares, la pérdida de trabajo, y muchas de nuestras reacciones dependen de la historia personal y familiar. Nuestras reacciones están directamente ligadas al conocimiento que tenemos de Dios y su soberanía. Lo que es cierto, es que cada persona echará mano de las herramientas emocionales con las que cuente para poder sobrellevar el dolor de la pérdida. Tristemente no todos los cristianos han recibido la instrucción necesaria para saber cómo pasar por las pérdidas y salir mejores de ellas.
Los tiempos de la pandemia han sembrado numerosos duelos. No sólo hemos perdido a seres queridos sino también cargos, trabajos, ocupaciones o costumbres que ya no volverán. Todos estos cambios nos involucran en grandes o pequeños duelos. La muerte de un ser querido puede ser el duelo más difícil de sobrellevar, pero no es el único. Un duelo es aquello que acontece después de una pérdida y que debemos aprender a manejar para que la pérdida no sea más grave por nuestra incapacidad o irresponsabilidad.
Frente a toda pérdida que experimentemos debemos elegir actuar con sabiduría y hacer todo esfuerzo para adquirirla si no la tenemos. No debemos esperar que las situaciones, nuestros sentimientos, nuestra angustia, cambien por si solas. Debemos determinar hacer lo que es obligatorio e inevitable, es decir, asumir nuestra responsabilidad de buscar el consuelo divino mediante la oración, escuchando música de adoración, y confesando nuestra confianza en que Dios es nuestro consuelo y está con nosotros. No debemos esperar que cambie lo que es incambiable. Asuma la responsabilidad en lo que usted debe y puede cambiar y siga las ordenanzas bíblicas que le permiten enfrentar el dolor sin ser destruido por la angustia. Determine buscar ayuda cuando no tenga las habilidades para hacerlo. Recuerde que no debemos esperar ni pedir milagros que solucionen nuestras irresponsabilidades, mas bien asumir nuestra responsabilidad de vivir en santidad, de expresar nuestro dolor controladamente, de tomar decisiones sabiamente, y de confiar en que Dios siempre actúa soberanamente.
Compromiso:
Señor, me comprometo a buscar el conocimiento, las herramientas y de elegir la actitud correcta para enfrentar mis pérdidas bíblicamente.
LECTURA BÍBLICA: 1 Tesalonicenses 4:11-14