Que grandioso eres Señor: que pequeño soy yo.

Jonatán Prado era pequeño de estatura, pero tenía un Dios y un corazón grandiosos. Con Teresita, el 8 de julio cumplieron 32 años de matrimonio. Ayer, 18 de Julio la noticia de la súbita partida de este pastor amigo y discípulo no solo me llenó de tristeza, además me hizo recordar que no importa nuestra edad, condición de salud, la posición social o lo pequeño o grandioso del ministerio que tenemos, somos tan débiles y pequeños que nuestra única respuesta debe ser nuestra sumisión, a veces muy dolorosa a los planes incompresibles de aquel que nos creó y determino nuestra llegada y nuestra partida.

Su padre, fue nuestro pastor en la juventud y fuimos acogidos con amor en la congregación EL DIVINO REDENTOR, servimos con amor y allí demostraron su amor muchas personas.

Jonatán al venir a California a estudiar su Maestría en Teología, y después de un tiempo de estar aquí, me eligió como uno de sus discipuladores y con frecuencia nos reuníamos o nos llamábamos, compartíamos una comida en un restaurante o en nuestra casa. En medio de mi ocupado mundo, me sacaba de mis rutinas para compartir, reírnos y llenarme de preguntas y consultas sobre sus planes y anhelos de bendecir a más personas con su ministerio.

Nos alegramos de haber estado cerca de ellos y vimos a Teresita y Jonatán radiantes y felices hace dos meses cuando les invitamos al cumpleaños de mi esposita. Después de eso, compartimos un par de llamadas sobre nuevos planes y, ayer, recibí una llamada con la noticia que Dios tenía para él otros planes. Mejores planes para él y dolorosos planes para quienes lo amamos.

Mis palabras de condolencias para Teresita y sus hijos, para sus padres Gladicita y el pastor Horacio Prado y toda la familia y amigos. Sé que no hay palabras que nos consuelen, solo el Dios grandioso que nos ama y al mirar su grandeza, concluimos pensando lo que expresa Ricardo Montaner en su canción: Que pequeño soy.