“Influencers tipo sal y luz, cuidado con los demás”
“El peligroso seguir más a los influencers que seguir a Cristo y de ser más influenciado por los teolocos evangélicos que dicen ser hermanos, que por los maestros íntegros y sabios teólogos, que son verdaderamente cristianos.”
Todos los cristianos somos llamados a ser una santa influencia en el mundo. Jesús dijo “Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo”. No debemos ser influenciados por el mundo y su sistema de pensamiento atractivo para la naturaleza pecaminosa pero condenado por el Dios de la verdad; en palabras sencillas, nosotros debemos ser los mejores “influencers” cuyo estilo de vida de santidad influencia para que otros salgan de sus conductas caracterizadas por lo que la Biblia llama inmoralidad.
Podemos decir que un influencer es quien influencia a los demás, y como todo en la vida, hay de los buenos y de los terriblemente malos. Algunas estadísticas indican que existen casi 5 billones de seguidores de las redes sociales que buscan personas que les influencien en su toma de decisiones en distintos aspectos.
Un Influencer por la elección del seguidor tiene el poder de afectar las decisiones de compra (o influenciar en diferentes comportamientos de otros, no porque necesariamente sea una autoridad en la materia sino, simplemente porque otros lo han elegido como su autoridad), porque son entretenidos, por su conocimiento, posición, carisma o sencillamente porque estableció una relación con su audiencia. Son personas que inspiran o guían las acciones de otros, personas que son capaces de generar interés en algo sea malo o sea bueno y algunos son contratados por grandes empresas para la promoción de sus productos. Los mega influencers sobrepasan el millón de seguidores. Los macro influencers, entre los que se encontraría nuestro ministerio tienen entre 100.000 y un millón de seguidores. Los micro influencers pueden tener entre 10.000 y 100.000 seguidores, y le llaman nano influencers a quienes tienen entre 1000 y 10.000 seguidores. En las redes sociales tenemos blogueros, youtuberos, podcasters que influencian a muchos, pero la realidad indica que toda persona influencia en otro sea a uno o 20 miembros de su familia, o a 30 de sus amigos o centenares de personas con intereses comunes.
Los influencers son personas que lideran para el bien o para el mal. Cristo entregó a todos sus discípulos la orden de influenciar el mundo con el maravilloso y único mensaje de salvación, y con la maravillosa y única moral cristiana que debe vivir todo salvado. No solo debemos ser capaces de influenciar por la calidad de nuestro mensaje sino por la calidad de nuestra vida. Jesús ordenó que seamos la “sal” que influencia para evitar algo de la corrupción de este mundo y la “luz” para evitar algo de las tinieblas de los sistemas de pensamientos anti-Dios que dominan la sociedad. Debido a que es un seguidor del único y más sabio maestro, el seguidor de Jesús, es decir, todo cristiano es una persona influyente lo quiera o no.
Mis influencers han sido hombres de Dios como mi padre, y maestros como Chuck Swindoll, John MacArthur, Charles Stanley, David Jeremiah, Adrián Rogers y James Dobson. Nuestro ministerio tiene como meta influenciarles para que conozcan su fe y sepan cómo vivirla en todas las áreas de su vida. Le invitamos a ser uno de nuestros influenciados, recuerde que el que a buen árbol se arrima buena sombra tiene.
“Todo cristiano debe ser sabio para buscar un líder que conoce, interpreta bien y aplica la verdad, la enseña y con pasión y conocimiento la defiende. Un líder así debe ser su Influencer.”