Diciembre 1
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
FILIPENSES 4:8-9 NAVIDAD: LO HUMANO Y LO DIVINO DE LA CELEBRACIÓN
“En todo acto de nuestra vida y en toda relación o celebración no solo es importante lo que celebramos o dejamos de celebrar, sino que mucho más importante es la actitud que elegimos cuando vamos o no vamos a participar.”
Por siglos ha existido la polémica de si los cristianos deben celebrar la Navidad y es obvio que existen cristianos dedicados y sinceros y también discutidores y peleoneros en ambos lados del dilema. Lo divino de la celebración es que enfocamos en nuestro Salvador, lo humano es que adornamos la celebración. Discutir y pelear no es bíblico y cada persona, soltera o casada debe tomar la decisión si celebra o no después de analizar las siguientes verdades bíblicas.
-Primero: que Cristo no nació un 25 de diciembre, pero la fecha exacta de la celebración no es importante, lo importante es la celebración bíblica del nacimiento.
La fecha exacta es menos importante que el motivo de la celebración. Si había una fiesta pagana en esa fecha y cristianos adoptaron el mismo día, el 25 de diciembre para celebrar la venida del hijo de Dios, entonces, fue bueno porque en sus comunidades combatieron cualquier otra adoración. No celebramos en esa fecha nada que no esté relacionado con la primera venida de Cristo.
-Segundo: que la celebración de la navidad no es un mandato bíblico, ni aparece ninguna indicación que los cristianos debemos celebrar su nacimiento.
No existe orden de celebrar la navidad, pero es sano y nos enfoca celebrar su nacimiento, vida, obra, muerte, su resurrección y el regreso de nuestro Salvador.
-Tercero: que el asunto de la celebración no es un asunto primario o doctrinal, sino un asunto de elección personal.
Puede celebrarla o puede ignorarla pues no hay doctrina ni ética involucrada. La buena ética es no crear controversia por asuntos no esenciales. Es decir, no es pecado celebrar ni es pecado no celebrar el nacimiento de Jesucristo.
-Cuarto: que es un error y un acto de inmadurez despreciar y discutir con los que no la celebran y que puede llevar al pecado tener actitudes legalistas, entrar en discusiones y tratar de imponer los criterios y sus elecciones personales.
Es pecado criticar, acusar, condenar o maltratar y exigir que otros hagan lo que uno desea o no desea cuando la celebración no involucra pecado.
-Quinto: que como todo asunto donde existen diferencias secundarias, el llegar a un acuerdo respetuoso de ambas posiciones encontradas, no es nuestra opción sino nuestra obligación.
Los cónyuges deben llegar a un acuerdo bíblico y ambos son libres para celebrar, no celebrar o que uno celebre y el otro no.
Compromiso:
Señor, prometo pensar positivamente en todo lo bueno y tomar mi decisión maduramente basado en principios bíblicos y no en emociones, y practicaré mi decisión con paz y no impondré mi criterio a los demás.
LECTURA BÍBLICA: Filipenses 4:8-9