“El progresismo y la destrucción de la familia”
“Los progresistas adoptaron la idea de que el cuerpo es un instrumento de placer que no solo se puede disfrutar en la relación entre un hombre y una mujer en el santo estado de la vida matrimonial, sino por cualquier persona, con cualquier persona con tal que satisfaga su pasión personal.”
Los progresistas creen que pueden existir variedad de matrimonios y familias porque no creen en Dios y su moral la fundamentan en sus pasiones personales.
Ellos creen que la familia es un invento del cristianismo y su sociedad patriarcal, aunque la familia ha sido parte de la historia de la humanidad y prácticamente parte de todas las culturas y religiones. Ellos han creído que la familia es un obstáculo para la creación del “Hombre Nuevo.” El marxismo comunicó: “Debemos alejar a los niños de la cruda influencia de sus familias. Debemos hacernos cargo de ellos y, para hablar con franqueza, nacionalizarlos.” (1)
Además, escribieron: “La familia soviética es una parte orgánica de la sociedad soviética. Los padres no carecen de autoridad … pero esta autoridad es solo un reflejo de la autoridad social … En nuestro país el padre es solo un hombre valioso cuyas necesidades y anhelos son las necesidades y anhelos de un colectivista…. Nuestra familia ofrece un suelo fértil para el cultivo de ese colectivismo.” (2)
Tan pronto como obtuvieron su primera victoria en Rusia en 1917, los comunistas en el poder pusieron en práctica esas políticas. Alexandra Kollontai la primera Comisaria del Pueblo para el Bienestar de la Unión Soviética, lo expresó de manera sucinta: “La vieja familia, estrecha y mezquina, donde los padres se pelean y a los que solo les interesa su propia descendencia, no es capaz de educar a la ‘nueva persona”.
Note esta otra declaración: “Para poder criar niños con igualdad, debemos sacarlos de sus familias y criarlos comunalmente. Si queremos hablar de igualdad de oportunidades para los niños, entonces el hecho de que los niños se críen en familias significa que no hay igualdad … Para criar a los niños en igualdad, debemos alejarlos de las familias y criarlos en comunidad. –(3).
Pero ese pensamiento no terminó con Marx y Engels. En 1919, los comunistas húngaros establecieron un soviet húngaro y su comisario de cultura y educación, George Lukács, instituyó un sistema para instruir a los niños pequeños en todas sus perversiones sexuales. El biógrafo de Lukács escribió: “Se organizaron conferencias especiales en las escuelas y se imprimió y distribuyó literatura para ‘instruir’ a los niños sobre el amor libre, sobre la naturaleza de las relaciones sexuales, sobre la naturaleza arcaica de los códigos familiares burgueses, sobre la obsolescencia de la monogamia y la irrelevancia de la religión, que priva al hombre de todo placer. Se instaba a los niños a rechazar y a burlarse de la autoridad paterna y de la autoridad de la Iglesia, así como a ignorar los preceptos de la moral”.
El nuevo marxismo no ha cambiado de pensamiento, solo de estrategias. Uno de sus famosos pensadores Herbert Marcuse, en el best seller titulado Eros y civilización, considerado uno de los documentos fundacionales de la Revolución Sexual de los años 60, escribió: “De esa forma, el cuerpo en su totalidad se convertiría en un objeto para ser disfrutado, un instrumento de placer. Este cambio en el valor y el alcance de las relaciones eróticas conduciría a una desintegración de las instituciones que han organizado las relaciones interpersonales privadas, en particular la familia monógama y patriarcal.”
“No solo ahora, el marxismo siempre ha distorsionado la sexualidad porque no cree en Dios y en la palabra de verdad.”
Peac 015
1.(Declaracion citada in Separating School & State: How to Liberate America’s Families, by Sheldon Richman, pg. xv).
(2) (El teórico soviético de la familia Anton S. Makarenko, The Collective Family, A Handbook for Russian Parents, págs xi-xii, 42.)
(3) Dr. Mary Jo Bane, Assistant Secretary of Administration for Children and (Families at the US Department of Health and Human Services, 1993-1996; currently Thornton Bradshaw Professor of Public Police and Management, Harvard Kennedy School.)