“Sí al cristianismo, no al hedonismo”
“La Biblia no promete que el cristiano estará libre de enfermedades, crisis, accidentes, tragedias y tampoco que los virus nunca nos afectarán. Por ser seres humanos débiles, pecadores, imperfectos Dios no promete una eximición, pero sí su sabia protección.”
Un sector de la iglesia moderna está obsesionada con la prosperidad económica y la ausencia de enfermedades, al punto que en algunos templos regularmente enseñan que todos deben vivir próspera y saludablemente. Esto ha creado un sentido de temor y culpabilidad en aquellos que siguen enfermos, aunque han buscado milagros que le produzcan sanidad, y también, un apetito exagerado por tener mas posesiones materiales al punto que algunos dan lo que sea para obtener lo que mas anhelan. Tristemente este enfoque en la búsqueda de los bienes que producen placer es un tipo de hedonismo que algunos cristianos tienen la osadía de aceptar y promover.
El hedonismo es la doctrina filosófica que promueve la búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida. Y eso es lo que erróneamente promueven algunos líderes de iglesias al realizar una mala interpretación de lo que realmente revelan las escrituras.
El hedonismo es la Teoría que establece el placer como fin y fundamento de la vida y es todo lo contrario a lo que enseña Jesucristo. El discipulado es la negación del yo y la orden de tomar la cruz, es decir, de morir a nuestras pasiones y seguir los principios de Cristo. Por eso no puede existir el “hedonismo cristiano.”
En contra de las enseñanzas de Cristo y de su ejemplo de negación personal, ha emergido en el cristianismo moderno esta idea de “nuevo hedonismo cristiano”. Invitan para que vengan a Jesús para que sean prósperos y que den dinero para recibir felicidad, riquezas y poder. El sufrimiento y la enfermedad se considera como una evidencia de incredulidad o como resultado del pecado personal.
Este es un tipo de cristianismo mimado, complacido por su auto indulgencia, y que promueve el automóvil del año, las ropas ostentosas, mansiones y joyas. Este cristianismo que promueve los lujos de este mundo ha surgido sin cruz y sin fuerza y está usurpando la fe que una vez fue dada a los santos. Viven como si Jesús hubiera dicho, “nieguen la cruz del sufrimiento, cumplan todos sus deseos, y síganme para ser ricos.” Pero la Biblia nos enseña que todos los que no se niegan a si mismos, los que no toman su cruz y no siguen a Jesús, por negarse a cargarla, se convierten en enemigos de la cruz. “Pablo advirtió que en los postreros días los hombres serán “amadores de los deleites más que de Dios.” (2 Timoteo 3:4 ) Y algunos viven ese estilo de vida de ricos y famosos cristianos.
Moisés en vez de buscar la prosperidad económica rechazó los “placeres temporales” del pecado, “considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.” (Hebreos 11:24-27)
La Biblia no promete riquezas o lujos a todos los cristianos y no enseña que todos los que dan de su dinero abundantemente serán recompensados con prosperidad excelente, a pesar de que vivan irresponsable o pecaminosamente.
De ninguna manera digo que ser rico, manejar los mejores automóviles, disfrutar de maravillosas vacaciones o tener hermosas habitaciones es malo, si trabaja, hace buenos negocios y Dios lo bendice por vivir en humildad, generosidad y santidad, disfrute la abundancia que tiene.
Dios ha prometido que nada nos faltará a sus hijos obedientes, pero nunca que todos seremos ricos solo por ofrendar abundantemente. Dios ha prometido que él siempre
bendecirá no solo con bendiciones espirituales sino aun materiales a lo que viven obediente, responsable y santamente.