Febrero 4

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

PROVERBIOS 24:30-34  SEÑOR: RESUELVO NO SER UN PROCRASTINADOR

“Todos en ciertos momentos postergamos lo que deberíamos cumplir en el tiempo y con la calidad que debemos. Pero es un serio error convertir la postergación en un estilo de vida y ser un procrastinador.”

La postergación o procrastinación es la actitud que motiva a las personas a retrasar actividades o situaciones que deben ser atendidas y preferir dedicar ese momento y energías para hacer algo más agradable y que es menos importante. Cuando la persona se acostumbra a “dejar para mañana” lo que debería hacer hoy, no es consistente y no logra altos objetivos y se puede definir como un procrastinador.

Le invito a estudiar otra actitud errónea que debe ser vencida por quienes desean vivir la vida de éxito y legado que Dios demanda de sus hijos:

-Quinto: Es erróneo postergar en forma regular lo que debemos hacer en vez de cumplir con responsabilidad, de la forma debida y en el tiempo correcto.

La postergación nos presenta como irresponsables, incumplidores, lo que se traduce en problemas en las relaciones interpersonales y en las relaciones laborales y poco a poco trae como consecuencia conflictos con los demás y un sentimiento de insatisfacción. Más allá del falso alivio que pueda generarnos en un primer momento, el posponer regularmente va produciendo un desgaste que puede convertirnos en irresponsables descarados, que no se avergüenzan o comenzar a generar emociones negativas como la culpa, la angustia, la frustración e incluso depresión.

Ningún negligente ha sido más respetado por los humanos que la postergación, a pesar de ser una ladrona astuta. Para algunos la postergación es una actitud inocente, pero si piensa en las metas no cumplidas, en los trabajos perdidos, en la confianza perdida, en las amistades perdidas, se dará cuenta que no es una dama inocente. Piense que ella es realmente poderosa y astuta pues por ella ha postergado estudiar una carrera, realizar una dieta, terminar un nuevo curso, desarrollar una nueva responsabilidad.

La postergación es una gran maestra de la lógica convincente y algunos se han acomodado tanto que no les interesa las consecuencias y dan la bienvenida a la hermana gemela de la postergación, la astuta excusa. Las excusas y las postergaciones nos roban objetos valiosos de nuestra vida, y en su lugar nos dejan substitutos baratos. Se llevan nuestros planes, la posibilidad de mejores sueldos, mejores posiciones y luego nos adornan con un sentimiento de víctima y resentimiento. La postergación le arrebata el éxito y le deja la racionalización; le deja promesas vacías, vergüenza, culpabilidad y nos aleja de las personas responsables que podrían ser valiosas para nuestra vida.

Dios no sólo espera, también demanda que sus hijos vivan con responsabilidad.  A Dios le desagrada la postergación, las excusas, o que actuemos con irresponsabilidad. Dios demanda que vivamos cumpliendo responsablemente lo que Él demanda justamente; porque Dios nunca demanda nada que no podamos cumplir.

Compromiso:

Señor, me comprometo a evaluarme bíblicamente si soy o no un procrastinador y si tengo esa tendencia, prometo luchar fuertemente para cambiar.

LECTURAS BÍBLICAS: Proverbios 24:30-34; Santiago 4:17

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