Diciembre 19

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

ÉXODO 1:11-22  EMANUEL: EL BEBÉ QUE NO FUE ABORTADO

“Pese a la confusión, ni José ni María pensaron que el niño no debía nacer. El bebé de un padre desconocido no fue abortado, mas bien nació para que todo el que crea en Él sea salvado.”

La historia de asesinato de niños varones judíos que aparece en éxodo es impresionante. Siempre los malvados han tratado de asesinar a los bebés tanto en el Antiguo como en el Nuevo testamento. Observe la orden del faraón: “15 Había dos parteras hebreas, llamadas Sifrá y Fuvá, a las que el rey de Egipto ordenó: 16Cuando ayuden a las hebreas en sus partos, fíjense en el sexo: 127 si es niño, mátenlo; pero si es niña, déjenla con vida. 17Sin embargo, las parteras temían a Dios, así que no siguieron las órdenes del rey de Egipto, sino que dejaron con vida a los varones.”

Son asesinados millones de niños en el aborto debido a que el feminismo enseña que la mujer es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo, aunque el bebé en desarrollo en su vientre no es su cuerpo. Pero también existen millones de abortos que son realizados para escoger el sexo. Las bebés hembras son sistemáticamente aniquiladas en el útero porque los varones son preferidos.

El rey de Egipto intentó primero con un infanticidio sutil y después recurrió a un infanticidio abierto. Si él hubiera conseguido que las parteras mataran a los varones en el alumbramiento, entonces todo hubiera parecido un parto. Lo hicieron como si hoy fuera un aborto. Primero liberaban la cabeza y antes que todo el bebé estuviese afuera y pudiera llorar, ellas le apretaban el cuello hasta que estuviese muerto, y después extraían el resto del cuerpo.

José estaba confundido pues su novia estaba embarazada. Él quiso huir y dejarla sola porque pensó que era la mejor forma de protección para ella quien podía haber sido apedreada por fornicaria. Recuerde que nunca había nacido alguien por obra de un espíritu. María estaba confundida y no entendía lo que ocurría, estaba llena de temor.

El Espíritu de Dios con precisión infinita, puso aquella pequeña esperma, para que, al unirse a los óvulos, se iniciara un proceso de germinación y gestación. En la tercera semana aquel bebé había formado su cabeza, su tronco y el cordón umbilical. En la cuarta semana inició el sistema circulatorio y un muy rudimentario corazón comenzó a latir. Después de un mes el embrión alcanzó como una cuarta parte de pulgada por semana y después de seis semanas, llegó a medir media pulgada. A las ocho semanas tuvo todo lo que necesita un bebé para nacer, estaba listo allí.

Así nació Jesús porque José y María decidieron seguir las instrucciones divinas que nunca guía a la destrucción de seres humanos.

Compromiso:

Señor, me comprometo a amar la santidad de la vida, tal como Tú la amas.

LECTURA BÍBLICA: Éxodo 1:11-22

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