La educación hoy es un lavado de cerebro marxista.
“En cumplimento del plan de educación mundial progresista, la educación hoy es un lavado de cerebro marxista.”
Hoy en la mayoría de las escuelas, en forma abierta y como parte del plan de educación marxista, se enseña el sistema de pensamiento anti-Dios y antimoral bíblica. En los Estados Unidos, casi todas las escuelas, desde la primaria hasta la posgrado, se concentran en enseñar que no existe maldad, que no existe pecado, que los culpables de los males de la sociedad son los cristianos que enseñan el patriarcado y el desprecio de la mujer. Es extraño, porque dicen que no existe pecado ni existe maldad, pero enseñan que existe racismo, sexismo y cómo los niños pueden elegir su sexo. Enseñan que los cristianos somos homofóbicos, transfóbicos, que despreciamos al LGBTQIA+.
Además, se dedican a enseñar sobre el cambio climático, diversidad, equidad, inclusión y los pecados de la raza blanca y de los padres de la patria. Entonces no existe maldad en lo que ellos dicen, viven y enseñan, pero si existe maldad en lo que ellos creen que hacemos los cristianos. Este enfoque ha afectado la calidad de la educación y cada vez se gradúan jóvenes menos preparados técnica y profesionalmente, pero más preparados en sus ideologías y teorías.
Creo que no tendríamos problema en que los de la religión marxista enseñen sus teorías e ideologías a sus hijos y a los voluntarios que deseen aprender si también nos dejarán enseñar a nosotros nuestras verdades y ética a nuestros niños y a los voluntarios que deseen aprender. Pero por la boca muere el pez y es fácil entender que su filosofía de pensamiento es enseñada por todo profesor de cualquier materia en todos los niveles de educación, porque ese es su plan de acción y no una casualidad u opinión que se le escapó al profesor de matemáticas.
Note cual es el plan que están llevando a cabo:
En la edición de Enero/Febrero del año 83 de la revista EL HUMANISTA, un joven erudito llamado John J. Dunphy publicó el artículo UNA RELIGIÓN PARA UNA NUEVA ERA, expreso muy bien el propósito de los humanistas en la educación con las siguientes palabras:
“Estoy convencido que la batalla por el futuro de la humanidad debe ser realizada y ganada en las salas de clases de las escuelas públicas por los profesores que correctamente perciben su rol de hacer prosélitos de la nueva fe, es decir, una religión de humanidad que reconoce y respeta esa chispa de lo que los teólogos llaman divinidad que está en todo ser humano. Estos profesores deben personificar la misma dedicación, no egoísta, como tienen los predicadores más fanáticos porque ellos serán otra clase de ministros que utilizan un salón de clases en vez de un púlpito para enseñar los valores humanistas en toda materia que ellos enseñen, sin importar el nivel educacional, desde el jardín de infantes hasta las grandes universidades estatales. El salón de clases debe convertirse en un coliseo de conflictos entre lo antiguo y lo nuevo. El cadáver corrupto del cristianismo, junto con todas sus maldades y miserias, y la nueva fe del humanismo que resplandece en su promesa de un mundo en el que por fin se alcance el nunca realizado ideal del cristianismo de “ama a tu prójimo.”
Por eso afirmo que la educación hoy es un lavado de cerebro marxista.