“Deje de culpar y asuma su responsabilidad.”

“Dios no nos ha dado el poder de arreglar la maldad del mundo, pero nos ha dado el poder para que con su ayuda podamos arreglar nuestra maldad y saber enfrentar sabiamente la maldad de los demás, asumiendo nuestra responsabilidad.” 

Una forma sencilla de dividir a los seres humanos adultos es ponerlos en tres categorías:

-Primero: los que viven culpando a los demás y crean una cultura de victimización.

-Segundo: quienes se viven culpando a si mismos y por ello no pueden madurar.

-Tercero: quienes asumimos nuestras responsabilidades en el presente y damos los pasos para dirigirnos hacia la madurez a pesar de lo ocurrido en el pasado.  

Quienes viven culpando a otros siguen con el síndrome de Adán y Eva y culpan a los demás de sus actos de violencia; como lo hace la mujer que culpa a un hombre de abuso sexual después que ella lo estuvo seduciendo e involucrándose sexualmente. Se victimizan los cónyuges que están a punto del divorcio, no admiten sus faltas personalmente y se culpan mutuamente. Se victimizan los padres que maltratan y culpan a sus hijos de que con su rebeldía provocan su violenta reacción y los hijos que crean conflictos en casa de sus padres con sus irresponsabilidades y adicciones y culpan a los padres de no ser lo que ellos esperan que sean. Culpar a otros por sus problemas es una pérdida de tiempo total. Las personas de raza negra que se creen víctimas quieren dinero de reparación porque sus antepasados fueron víctimas de racismo, los indígenas quieren que le entreguen tierras porque les pertenecen. 

Cuando le seguimos el juego a las víctimas, nos creemos más buenos que Dios y estimulamos el complejo de víctimas. Eso hicieron los pastores en USA que ridículamente se arrodillaron frente a personas de raza negra pidiendo perdón por sus antepasados, y también el gerente cristiano de Chick fil A (cadena de comida rápida en USA) quien repartió cepillos para que sus empleados blancos limpien los zapatos a personas de raza negra para pedir perdón.  

Tenemos gobiernos y leyes izquierdistas, como en Chile y los Estados Unidos, permitiendo que extranjeros que entran ilegalmente al país se tomen casas, vivan sin pagar, distribuyan drogas. Tenemos jueces izquierdistas rebajando penas a los presos, soltándolos sin fianza ni restricciones; tenemos legisladores izquierdistas en Europa que no persiguen legalmente a los ladrones pues en el artículo 234.1 del Código Penal, no existe pena de prisión si la cantidad robada es menos de 400 euros; en San Francisco roban frente a guardias de seguridad y empleados, y si ellos gritan o toman una foto a los ladrones o los persiguen, son despedidos.  

Los izquierdistas llenos de compasión en California aprobaron la Proposición 47, para que no tengan prisión los robos no violentos de productos que sumen menos de 950 dólares; reparten jeringuillas para que se inyecten drogas y pipas para que fumen crack y los mendigos dependientes de drogas y alcohol reciban cerca de $650 mensuales más $200 en cupones para alimentos, porque según ellos los pobres roban porque son pobres; no quieren causar dolor a los que robaron o asesinaron y no los llaman presos sino personas privadas de la libertad, a los pedófilos les dieron un título de nobleza “persona que le atraen los menores” y a los niños en el vierte de la madre le llaman masa de tejidos para abortar en vez de personas que serán asesinadas.  

Quienes viven culpando a otros ingresan a la cultura de victimización que quita la culpa de los verdaderos culpables y permite la irresponsabilidad de los irresponsables. No culpe a los demás asuma su responsabilidad y no viva culpándose de culpas que no tiene y si las tiene, arrepiéntase y continue con responsabilidad.  

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