Mayo 21

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

EFESIOS 6:4  EL DEBER DE IMITAR LA AUTORIDAD DIVINA

“El padre cristiano nunca debe elegir irse a los extremos de la autoridad pues al hacerlo se sale de los límites divinos y elegirá actos por Dios prohibidos y producto de la maldad.”

Como explico siempre, aun las virtudes llevadas a los extremos se convierten en defectos. La virtud de la sumisión llevada al extremo se convierte en subyugación y la virtud de la autoridad llevada a un extremo se convierte en tiranía que produce excesos en la autoridad, o llevada a otro extremo se convierte en indolencia y pasividad. Ni el “que me importismo” ni el autoritarismo son actitudes correctas de un líder sabio y los padres que por gusto, por ignorancia o por mala formación eligen estos comportamientos erróneos no sólo producen heridas e impiden que sus hijos tengan esperanza de convertirse en lo que Dios demanda que sean, sino que también serán objetos de la disciplina divina porque Dios no puede permitir que quien fue designado como autoridad para cumplir los sabios propósitos divinos esté siguiendo sus erradas ideas humanas.

Es fácil irse a los extremos y los padres no son la excepción. Es fácil convertirse en tirano, autoritario, dominante y subyugar a su familia y es fácil convertirse en un hombre impávido, dominado por su esposa o que ha transferido sus responsabilidades a su esposa. Ninguna de esas dos formas es diseñada por Dios y todos los padres que quieren convertirse en líderes deben aprender a vivir con el equilibrio apropiado.

La autoridad que el hombre ha recibido ha sido diseñada por Dios y Él ha determinado que la autoridad del hombre no se inicie en las ideas de autoridad humanas sino en los principios divinos que imitan la conducta que revela la autoridad divina. Es por eso que Dios demanda que imitemos su autoridad y actuemos bíblicamente mientras entrenamos a los hijos responsablemente. Dios es un líder que tiene sabia autoridad, que nunca abusa, nunca maltrata, no tiene exigencias exageradas e inalcanzables y que siempre actúa con integridad y justicia. Así debe ser la autoridad del hombre. Aún Jesucristo, siendo el Hijo de Dios y siendo Dios siempre dijo que Él no vino a hacer su voluntad, sino la voluntad de su padre y ejercía su autoridad basado en su amor que incluye no sólo gracia para perdonar y misericordia para no destruir sino, además, justicia para disciplinar cuando es esencial. Sabiendo que ningún extremo es bueno, los padres cristianos deben elegir el equilibrio de ejercer la autoridad conforme a los principios divinos y las reglas de sana moralidad.

Compromiso:

Señor, me comprometo a conocer cómo practicar la autoridad al estilo divino y luchar por mantener un sabio equilibrio que me impida irme a los extremos pecaminosos.

LECTURA BÍBLICA: Efesios 6:4

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