Febrero 23

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

PROVERBIOS 16:1 SEÑOR: RESUELVO VIVIR CONFORME A TUS PLANES, AUNQUE TÚ CAMBIES LOS MÍOS

“Dios recibe todos nuestros planes y todas nuestras peticiones, pero como padre sabio, amoroso, omnisciente, omnipresente y todopoderoso y como quien tiene siempre en mente nuestro bien, tiene la obligación de determinar lo que hará y lo que no permitirá.”

Dios no nos hace promesas vacías. Lo que Dios promete lo cumple y podemos estar seguros de que Dios nunca falla, que Él nunca se adelanta, que Él nunca se atrasa, que todas sus promesas son fieles y verdaderas y que cuando Él cambia nuestros planes no es para amargarnos o destruirnos sino para bendecirnos. Cuando Dios cambia nuestros planes Él no ha fallado, nosotros fallamos si no aceptamos su voluntad buena y soberana.

Si nosotros entendemos la soberanía de Dios y nos sometemos humildemente, aunque con dolor a sus decretos divinos, no terminaremos decepcionados a pesar del dolor por no haber recibido lo que habíamos planificado. Cuando terminamos decepcionados, cuando otros terminan frustrados, amargados, resentidos, nada de Dios ha fallado. Él no ha mentido, Él sigue siendo fiel a sus promesas; el problema somos nosotros. Nosotros tomamos promesas que no son para nosotros y que, aunque están en la Biblia han sido diseñadas para otro tiempo como para otras personas o específicamente para el pueblo de Dios.

Nosotros nos equivocamos cuando pensamos que Dios tiene que responder siempre nuestras oraciones de la forma que nosotros esperamos. Nosotros somos los que creemos que, sólo recitando promesas, realizando declaraciones bíblicas positivas y de fe, podemos obtener todo lo que pedimos o declaramos. Eso nunca lo ha prometido Dios. Si queremos vivir la vida de éxito y legado que Dios ha diseñado tenemos que entender que no podemos cumplir todos los planes que tenemos por buenos que sean y que Dios no nos dará todo lo que pedimos para, según nosotros hacer su voluntad.

El apóstol Pablo era un fiel siervo de Dios que anhelaba ser un esclavo fiel y sumiso a su Señor. Su misión era predicar el evangelio y Dios había revelado su voluntad y ordenó que el evangelio sea predicado por Judea, Samaria y hasta los fines de la tierra, y Pablo salió a cumplir los planes divinos, pero Dios le cambió sus excelentes planes: “6 Luego, Pablo y Silas viajaron por la región de Frigia y Galacia, porque el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia en ese tiempo. 7 Luego, al llegar a los límites con Misia, se dirigieron al norte, hacia la provincia de Bitinia, pero de nuevo el Espíritu de Jesús no les permitió ir allí. 8 Así que siguieron su viaje por Misia hasta el puerto de Troas.” (Hechos 16: 6-8)

Cuando Dios cambie sus planes puede estar seguro de que los planes divinos son mejores que los suyos. Aunque haga sus planes basado en principios divinos y con mucha oración, Dios es soberano y puede darle una nueva dirección.

Compromiso:

Señor, me comprometo a recordarme constantemente que solo Tú eres soberano y cuando cambies mis planes más hermosos, me recordaré que todo cambio es porque eres un Dios sabio y amoroso.

LECTURAS BÍBLICAS: Proverbios 16:1; Hechos 16:6-8

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