Febrero 12

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

GÁLATAS 6:1-5  SEÑOR: RESUELVO APRENDER A SEPARAR MI RESPONSABILIDAD DE LA RESPONSABILIDAD AJENA

“Cometemos un serio error cuando no asumimos las responsabilidades que nos corresponde cumplir a nosotros y también lo cometemos cuando asumimos las responsabilidades de otros.”

Uno de los problemas de algunas personas es no cumplir con sus responsabilidades y el otro extremo es que algunos cometen el error de cumplir obligaciones que deben cumplir otros. No puede vivir la vida de éxito y legado que Dios quiere que vivamos, quien no cumple sus responsabilidades o asume las responsabilidades que le corresponden a otros.

Para vivir la vida de éxito y legado que debemos vivir debemos cumplir otro importante deber:

El deber de separar la responsabilidad ajena de nuestra responsabilidad personal

Es un acto de sabiduría ayudar a otras personas en sus necesidades integrales, pero sin descuidar e ignorar nuestras necesidades personales esenciales.

Este deber parece lógico, pero en la realidad existen dos extremos. Aquellos que entregan sus responsabilidades a otros y viven con irresponsabilidad personal y dependiendo de lo que otros hagan por ellos y quienes quieren ser más buenos que Dios y asumen las responsabilidades de otros promoviendo la irresponsabilidad de los demás. Utilizamos erróneamente nuestra energía y perjudicamos en vez de ayudar cuando nos preocupamos de asumir responsabilidades ajenas en vez de vivir con responsabilidad personal.

Los padres que asumen las responsabilidades de sus hijos crían hijos irresponsables. Es verdad que hacer cosas por los otros resulta fundamental para una sociedad en que debe existir la protección del grupo y donde se debe fundamentar la ayuda mutua, pero existen personas cuya conducta sobrepasa el altruismo y el deseo de la correcta protección de sus seres queridos, y asumen la responsabilidad de ayudar a otros en forma regular, y a intentar resolver todos sus problemas. Algunos olvidan sus propias necesidades en virtud del bienestar del otro y no solo perjudican a quienes desean ayudar, sino que ellos no pueden vivir con éxito por utilizar su tiempo y sus esfuerzos en cumplir responsabilidades que no les corresponden.

No asumir nuestras responsabilidades y esperar regularmente la ayuda de otros es un acto de irresponsabilidad que, aunque nos brinda comodidad, finalmente es perjudicial para nuestro desarrollo personal. Nos convertimos en aprovechadores cuando traspasamos nuestras responsabilidades a otros que nos desean ayudar y se aprovechan de nosotros y fomentamos la irresponsabilidad cuando acostumbramos a asumir tareas, responsabilidades o las consecuencias que les corresponden a otros.

El cristiano sabio asume sus responsabilidades y busca ayuda solo cuando la carga es mas grande que la capacidad que tiene para llevarla y ayuda a otros solo cuando la carga realmente es más pesada que la capacidad que tiene el otro para cargarla.

Compromiso:

Señor, me comprometo a luchar por vivir con equilibrio, ayudando solamente a quienes realmente no pueden solos enfrentar alguna responsabilidad y solo buscar ayuda cuando mis capacidades me impidan llevar toda la carga que estoy recibiendo.

LECTURA BÍBLICA: Gálatas 6:1-5

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