Junio 30
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
Quincuagésima primer semana: El pecado: sus raíces, nuestras consecuencias y nuestra victoria.
ROMANOS 3:19-20 USTED PUEDE IGNORAR LA LEY, PERO ES UN SERIO ERROR
“Dios no entregó la ley para que las personas sean salvadas por cumplirla, sino para que revele nuestro pecado y sepamos que necesitamos al verdadero Salvador que es 100% humano y 100% divino.”
Los Diez Mandamientos y todas las leyes y principios divinos son importantes porque no son una escalera hacia la salvación sino un espejo para observar nuestra condición y para ser enviados a Cristo en busca de nuestra salvación.
Nadie puede cumplir todas las leyes, pero Dios comprende nuestra situación y nos entrega una extraordinaria solución.
Pablo escribe: "Obviamente, la ley se aplica a quienes fue entregada, porque su propósito es evitar que la gente tenga excusas y demostrar que todo el mundo es culpable delante de Dios. Pues nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley sencillamente nos muestra lo pecadores que somos.” (Romanos 3:19-20)
En los versículos anteriores nos dijo que “no hay justo ni aun uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.”
Este espejo llamado ley es maravilloso pues nos muestra nuestro maldad, nuestras fallas, nuestras imperfecciones. Nos deja indefensos, acusados y condenados, pero nos obliga a mirar a un Salvador. La ley nos muestra que todos somos pecadores imposibilitados de alcanzar la gloria de Dios y de adquirir nuestra salvación.
Mi deber es predicar la verdad y predicar contra el pecado, pues la santificación es la acción divina que me permite ser santo y pero no me exime de obedecer la verdad para poder vivir en santidad. Dios nos justifica y nos santifica, pero mi obediencia es la práctica de la santidad por Dios provista. Fue Wesley quien dijo: “Predica el noventa por ciento de la Ley y el diez por ciento de la gracia”. Fue Charles Spurgeon quien dijo: “Nunca aceptarán la gracia hasta que tiemblen ante una Ley justa y santa”.
Sin Cristo no existe salvación. Él no abolió la ley, vino para cumplirla y para que sólo en Él encontremos el Mesías prometido, nuestro mediador, nuestro sumo sacerdote y nuestro redentor y único Salvador.
Cumplir los mandamientos no salva, solo demuestra que somos salvados. Cuando fallamos tenemos un Salvador que nos perdona pues nos entregó solo por gracia la salvación que no podíamos comprar, que no podemos pagar y que no podemos mantener. Él cumplió todas las demandas de Dios y de la ley para que nosotros no tengamos que cumplirlas para ser salvos, pero para que disfrutemos de la práctica de sus leyes porque somos felices salvados.
J.C. Ryle dijo, “Hay personas que nunca pondrán sus rostros decididamente hacia el cielo, ni vivirán como peregrinos hasta que realmente sientan que están en peligro del infierno. Expliquemos y golpeemos los Diez Mandamientos y mostremos la longitud, la anchura, la profundidad y la altura de los requisitos de la Ley. Es lo que hizo el Señor en el Sermón del Monte. No podemos hacer nada mejor que seguir Su plan”. John Wesley quien dijo: “Antes de predicar el amor, la misericordia y la gracia, debo predicar el pecado, la Ley y el juicio”.
Compromiso:
Señor, reconozco mi imposibilidad de cumplir la ley y no pecar, pero reconozco que Tú eres el salvador que da la salvación por su gracia y no por obras. Pero por ser salvado, me comprometo a vivir como salvado.
LECTURAS BÍBLICAS: Romanos 3:19-20, Hebreos 12:5-8
Antonio Alvarez