Junio 3

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Cuadragésima octava semana: La maternidad, elección divina para el nacimiento humano.

PROVERBIOS 29:15 LA PERMISIVIDAD: UNA ABERRACIÓN DE LA MATERNIDAD

“Las madres permisivas no forman sabiamente a sus hijos ni los entrenan bíblicamente.  Generalmente no tienen una mala intención, pero por ignorancia, rebeldía o irresponsabilidad eligen comportamientos erróneos que produce una errónea formación.”

Algunas madres psicológicamente enfermas o dominadas por graves dependencias, son abusivas y actúan con maldad, pero la mayoría falla por ignorancia y no por malas intenciones y algunas sin elegir la maldad si se equivocan cuando eligen la permisividad. Observemos algunas actitudes erróneas y destructivas de una madre que sin maldad ha elegido la permisividad:

-La permisividad, consentimiento erróneo que anula la autoridad:

“Si la madre con sus palabras, actitudes y conducta comunican que la vida gira en torno al niño y que él es el centro de atención, entrenarán a un rebelde y orgulloso que elegirá vivir como inestable, dominante, egoísta y caprichoso.”

En la sociedad moderna se está enfocando en la inocencia del niño y el cariño materno como factor central de la crianza. Ellos creen que los niños llegan al mundo como papel en blanco y que es la sociedad la que los daña. No creen que exista maldad ni pecado y creen que el permanente cariño de los padres, la empatía y el permitirles que sean lo que son, es todo lo que necesitan para ser formados. Las propuestas parecen amorosas, pero son un desprecio a la autoridad paterna y de las esenciales acciones disciplinarias producto del amor.

-Madres permisivas, hijos egoístas:

Son permisivas las madres que por no ejercer su autoridad con fuerza y respeto permiten lo que deberían prohibir y son manipuladas por los hijos a quienes ellas deberían dirigir.  

La permisividad se demuestra en la actitud de tolerancia excesiva que eligen algunas madres a cuenta del amor. Ellas son débiles de carácter e hipersensibles, sobreprotectoras, volubles e influenciables, que no tienen límites saludables.  Ellas crían hijos egoístas y permiten que los hijos se conviertan en demandantes y autoritarios. Cuando la madre se desespera por la actitud exigente de su hijo y generalmente intenta cumplir con las demandas de un niño que por naturaleza tiende a ser egoísta, animará esa tendencia y preparará el ambiente propicio para que se convierta en egoísta. Cuando la madre es dominada por los gustos, y exigencias de los niños, les comunica que sus deseos son órdenes y sus gustos. Forman erróneamente a sus hijos las madres que se someten a sus hijos que demandan con sus rabietas y lloran o gritan hasta conseguir lo que exigen.

Las madres permisivas son personas que generalmente exigen poco o nada a sus hijos y justifican sus errores porque son inocentes y creen naturalmente aprenderán a hacer lo correcto solo si son comprendidos y acariciados. Ellas no suelen castigar los malos comportamientos más bien justifican la rebeldía y creen que con el paso del tiempo el niño automáticamente adquirirá madurez y llegará el momento en que tendrá control de sí mismo, lo que es absolutamente erróneo.

La permisividad cree desmedidamente en la inocencia de un niño y que poco a poco alcanzará su madurez en forma automática. Pero es erróneo pesar que quien tiene una naturaleza pecaminosa y no madura naturalmente, pueda convertirse en un adulto maduro, responsable y respetuoso de la autoridad, siendo criados por madres que eligen la permisividad.

Compromiso:

Señor, me comprometo a aprender a establecer límites sabios y bíblicos, aprender a ejercer mi autoridad y a evitar todo acto de permisividad.

LECTURA BÍBLICA: Proverbios 29:15

 

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