Junio 2

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Cuadragésima octava semana: La maternidad, elección divina para el nacimiento humano.

2 TIMOTEO 1:3-7  UN EJEMPLO BÍBLICO DE LA MATERNIDAD AL ESTILO DIVINO

“Debido a su cercanía especial y su alto grado de empatía, la madre es la responsable de la formación paulatina del carácter de sus hijos. Ella debe involucrarse sabiamente porque su relación es esencial para el proceso de desarrollo normal.”

Muchas madres no comprenden bien que, en su relación permanente con su hijo, poco a poco están construyendo una vida, pero la realidad nos muestra que minuto a minuto los niños van aprendiendo de ellas.  Pablo recuerda a Timoteo que fueron su madre y su abuela quienes modelaron el carácter que Dios exige. Las madres deben imitar ese ejemplo:

La madre debe modelar y enseñar ternura y respeto en las relaciones personales.

Los hombres aprendemos la ternura de las mujeres.  Los hijos aprendemos a ser tiernos por la ternura de nuestras madres y a expresar nuestras emociones por su disposición a aceptarnos tal como somos.

La madre debe modelar y enseñar una fe genuina.

Pablo dice a Timoteo: “trae a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro de que en ti también.”

Esa fe sin hipocresía modelada por su madre y su abuela había hecho impacto en la vida de Timoteo.

La madre debe modelar y enseñar el carácter bíblico.

Desde que nacen, con cada actitud, palabra y comportamiento, las madres van guiando a sus hijos en el proceso de formación del carácter. Lo que le permiten, lo que le niegan, la forma como lo hacen, lo que exigen de ellos, lo que disciplinan, lo que motivan, todo es parte del proceso de formación del carácter. La madre y la abuela de Timoteo fueron instrumentales en la formación de su carácter cristiano.

La madre debe modelar y enseñar la fortaleza interior.

Una madre no es perfecta, pero debe luchar por ser madura y prepararse para enfrentar la vida con la fortaleza que provee la madurez. La madre y abuela de Timoteo permanecían firmes en su fe porque tenían fortaleza interior que modelaron y enseñaron a quien la demostró en su ministerio. Pablo nos recuerda que “Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y dominio propio.”  

La madre debe modelar y enseñar el amor divino.

La madre debe modelar el amor que Dios “ha derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha dado.” Este amor debe tener fundamento bíblico pues no depende de las emociones sino de sabias convicciones.

La madre debe modelar y enseñar dominio propio.

Pablo dice que “Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y dominio propio.”  En nuestro interior existen ciertas fuerzas que si no son controladas pueden producir severos daños no solo a nosotros sino también a los demás. Las madres deben modelar el control en medio de las tensiones y enseñar a sus hijos a tener control. Loida y Eunice modelaron lo que las madres cristianas deben modelar y formaron el carácter de Timoteo de la forma que Dios ordena que debemos formar.

Compromiso:

Señor, me comprometo a imitar ejemplos bíblicos que me enseñan a vivir basado en tus principios y mandamientos a pesar de nuestros sentimientos.

LECTURA BÍBLICA: 2 Timoteo 1:3-7

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