Abril 6

Transformación: Principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Trigésima novena semana: De la discordia a la concordia, cómo aplicar la gracia para enfrentar los conflictos naturales de las relaciones interpersonales.

MATEO 7:21-22   SANANDO O TERMINANDO LA RELACIÓN VIOLENTA

“Dios determinó que no exista asesinato, tampoco adulterio y tampoco que el matrimonio unido por Dios sea terminado por los hombres pues su plan es perfecto. Sin embargo, debido a que somos seres humanos imperfectos no siempre podemos cumplir con los ideales divinos y Dios nos ha dado salidas saludables para sanar o salir de las relaciones enfermas.”

Las personas cristianas abusadas se enfrentan a un gran dilema y es tomar la decisión de denunciar y confrontar hasta que termine la violencia o ignorarla y perpetuarla. Algunas víctimas que no ha recibido instrucción bíblica tienen temor de desobedecer a Dios y no entienden que la violencia rompe el diseño de Dios para la familia y la Biblia ordena la confrontación seria y sistemática hasta obtener una solución. La determinación debe ser o sanamos la relación o para evitar traumas, heridas o aun la muerte, la terminamos. Las Escrituras no exigen que una esposa vÍctima de violencia permanezca casada con un abusador que, aunque ha sido objeto de confrontación, desea seguir en rebelión y poniendo en peligro la integridad emocional y física de la víctima.

Dios diseñó el matrimonio para que sea una relación de pacto de amor y respeto mutuo. Dios exige que en esa relación de pacto ambos cónyuges desarrollen compañerismo, intimidad espiritual, emocional y física y que se mantengan dentro de los límites establecidos por Dios y que ordenan la práctica del amor al estilo divino.

Por el contrario, la Biblia nos enseña que ese pacto de amor es quebrantado por el abuso y la negligencia y cuando esto sucede, se ordena la confrontación para que se vuelva a la relación de amor que exige el pacto. Quien no desea volver y sigue abusando y violentando a su familia, ha roto la relación familiar de pacto que ordena el respeto y que exige que los abusadores se arrepientan y cambien, y las víctimas busquen ayuda y denuncien.

Cuando existe peligro de afectar física o emocionalmente a las víctimas y la persona violenta no quiere cambiar ni recibir ayuda, debe ser separado temporalmente mientras las víctimas deben ser protegidas. Si la persona victimaria persiste en su violencia, debe ser separado definitivamente mediante el divorcio debido a la dureza de corazón del abusador y como una protección legal para la víctima. Sin embargo, estas son decisiones complejas que deben ser tomadas después del asesoramiento psicológico y espiritual. En todo el proceso las víctimas requieren apoyo y protección física, espiritual y emocional. La confrontación seria del problema y del victimario que intenta seguir poniendo en peligro la integridad espiritual, física y emocional de la persona abusada, le brinda la oportunidad de arrepentimiento. Si la persona es cristiana y se rebela, se debe proceder a la disciplina eclesiástica y a su expulsión si continua en rebelión. Las víctimas siempre deben ser orientadas, cuidadas, apoyadas y protegida con prudencia, pues cuando un abusador no se arrepiente y se rebela, nunca se sabe cuál será su próximo acto de violencia.

Compromiso:

Señor, me comprometo a no responder mal al mal que recibo y mas bien a evitar la violencia y los abusos, y a denunciarla a las autoridades eclesiásticas primero, cuando sea víctima o cuando sea testigo de ella.

LECTURAS BÍBLICAS: Mateo 7:21-22, 1 Pedro 3:9

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