Diciembre 17

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Vigésima cuarta semana: navidad a la cristiana, una receta tomada de la Biblia.

JUAN 12:49-50  JESUCRISTO: REY, PROFETA Y SACERDOTE PERFECTO

“En Belén nació Jesucristo cien por ciento Dios y cien por ciento hombre el único capaz de cumplir todos los requisitos divinos para ser el único Salvador de los humanos.”

Pedro dice: señores, vino nuestro libertador, vino nuestro Mesías, ustedes esperaban que venga de otra manera, pero vino para nacer en un humilde pesebre y no para destruir a los romanos que nos oprimen, sino para destruir al enemigo del mundo, a Satanás el engañador. No vino solo a liberar a los israelitas, el vino para ser el libertador de los que están presos, la luz para los que están en tinieblas, la esperanza para los desesperanzados vino para dar vista a los ciegos, para salvar a todos los perdidos porque Él es el ungido, el Rey, nuestro profeta y nuestro sacerdote.

"En Belén nacía el salvador del mundo, nuestro sacerdote perfecto y la palabra viviente, el profeta que no vino para ser servido sino para servir."

Todos los mediadores, los reyes, los sacerdotes y los profetas fueron también ungidos y recibieron poder para cumplan con su deber de servicio a los integrantes del pueblo de Dios. Todos fueron nombrados por Dios, dotados de autoridad y empoderados para el servicio, pero solo Cristo es el Rey de reyes.

Los reyes eran ungidos, pero Cristo era el Rey de reyes.

Juan define la victoria final de nuestro Señor diciendo: “14 Irán juntos a la guerra contra el Cordero, pero el Cordero los derrotará porque él es el Señor de todos los señores y el Rey de todos los reyes. Y los que él ha llamado y elegido y le son fieles, estarán con él.” (Apocalipsis 17:14)

Los sacerdotes recibieron autoridad, pero Cristo es el sacerdote perfecto.

Solo Jesucristo ofreció sacrificio una vez para siempre. El escritor de hebreos nos afirma esta verdad con estas palabras: “17 Por lo tanto, era necesario que en todo sentido él se hiciera semejante a nosotros, sus hermanos, para que fuera nuestro Sumo Sacerdote fiel y misericordioso, delante de Dios. Entonces podría ofrecer un sacrificio que quitaría los pecados del pueblo.” (Hebreos 2:17)

Los profetas entregaron mensajes, pero Cristo es el Profeta perfecto.

Él no solo vino a proclamar la palabra, Él era la palabra. Cristo dijo: 49 Yo no hablo con autoridad propia; el Padre, quien me envió, me ha ordenado qué decir y cómo decirlo. 50 Y sé que sus mandatos llevan a la vida eterna; por eso digo todo lo que el Padre me indica que diga. (Juan 12:49-50)

Nuestro Señor es el Rey de reyes, el sacerdote perfecto y la palabra inerrante hecha carne.

Compromiso:

Señor, me comprometo a respetarte y servirte como lo que eres: mi Rey y máxima autoridad, mi profeta y única verdad y mi único mediador entre Dios y los hombres.

LECTURA BÍBLICA: Juan 12:49-50; Hebreos 2:17; Apocalipsis 17:14

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