Diciembre 10
Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.
Vigésima tercera semana: navidad a la cristiana, una receta tomada de la Biblia.
1 TIMOTEO 6:11-16 ¿ES CRISTO REALMENTE SU REY SOBERANO?
“Nuestro deber como cristianos no es prepararnos solo para celebrar la navidad con adornos, música, comida, diversión y hermosos regalos entre cariñosos humanos, sino preparar nuestro corazón para celebrar con alegría el nacimiento de nuestro Mesías, profeta, sacerdote que tanto amamos y quien debe ser Rey soberano.”
¿Es usted realmente un cristiano? ¿celebra la navidad y se dispone a comer bien, gastar mucho, divertirse mucho, regalar mucho, pero no a vivir como un siervo humilde del Rey de reyes y Señor de señores?
En Belén se encarnaba Dios. Nacía Jesús el niño que era cien por ciento hombre y cien por ciento Dios, en Belén nacía el más grande de todos los Reyes que nos vino a salvar y a quien nadie podría superar.”
James Allen Francis, pastor británico escribió: “Doy precisamente en el blanco cuando digo que todos los ejércitos que jamás han marchado, todas las armadas que jamás se han construido, y todos los parlamentos que jamás se han convocado, y todos los reyes que jamás han reinado, puestos juntos, no han afectado la vida del hombre sobre esta tierra tan poderosamente como esa vida solitaria.”
En Belén no nacía cualquier niño, nacía el Rey de reyes y quien es nuestro Salvador y debe ser nuestro Rey. Es un serio error vivir tener la osadía de nombrarnos nuestros señores o corregentes de nuestra vida y arrogarnos con orgullo la autoridad sobre nuestras vidas. Nabucodonosor cometió ese grave error cuando dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Por algunos años por orden divina perdió la razón y vivió humillado con los animales. Al final de la disciplina aseveró: “alcé mis ojos al cielo (debe haber sido un momento maravilloso), y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?”
Sea un rey poderoso o nosotros, siempre que despreciamos a Dios y con orgullo creemos que somos como dioses humanos, somos disciplinados por el único Rey que es verdaderamente soberano. Si celebra o no la navidad no es un problema, el grave problema es que no sea parte del Reino donde reina el soberano, o que siendo cristiano discuta, maltrate, engañe y elija vivir en pecado, como si usted fuera el soberano. Tamaño orgullo siempre será disciplinado por el Rey de reyes sea que sus súbditos lo noten o no.
Compromiso:
Señor, me comprometo a luchar con todas mis fuerzas para vivir en tu reino respetándote como el Rey que eres, amar tu autoridad y vivir con humildad.
LECTURA BÍBLICA:1 Timoteo 6:11-16