Agosto 21

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Séptima semana: decisiones bíblicas para vivir conforme al diseño divino.

1 CORINTIOS 6:9-20  SÉPTIMA DECISIÓN: CREO QUE MI RESPONSABILIDAD ES SER UN BUEN MAYORDOMO DE MI VIDA.

Decisión que suple mi necesidad de vivir con mayordomía personal

“Dios es el Creador y dueño de todo nuestro ser y determinó que seamos los mayordomos de nuestro espíritu, alma y cuerpo. La calidad de nuestra vida depende directamente, de si somos o no buenos mayordomos de la vida que Dios nos entregó amorosamente.”

Dios es nuestro creador y Él sabe lo que necesitamos, y lo que debemos hacer para ser buenos mayordomos de nuestra vida y por ello las ordenes divinas para la buena administración de nuestro ser deben ser cumplidas. Dios nos ha dado espíritu, alma y cuerpo y Él es el dueño de toda su creación, y todo lo que somos y tenemos pertenece a Dios. Esa es la razón que todos los cristianos debemos tomar esta séptima decisión: "Creo que Dios me ha designado como el único responsable de mi vida, por lo tanto, determino que amaré mi ser en forma integral y que seré un buen mayordomo de mi vida personal."

Esta decisión suple nuestra necesidad de vivir con una excelente mayordomía personal que nos permite vivir la vida que Dios diseñó.

La Biblia dice que fuimos rescatados de la antigua manera de vivir y como buenos mayordomos debemos evitar dos extremos:

-El extremo de la negación de las pasiones naturales: Dios nos creó con pasiones que tienen que ser satisfechas, pero sin pecado.

-Debemos evitar el extremo de la satisfacción pecaminosa de las pasiones naturales. Debemos desechar la filosofía extremista que dice: "Comamos y bebamos que mañana moriremos". Esta era la filosofía que más les encantaba a los ciudadanos de Corinto y aun es el estilo preferido de los humanistas que hacen girar la vida en torno a sus pasiones sexuales.

Para ser buenos mayordomos debemos tomar estas determinaciones:

-Primero: determinar que estableceremos un plan para evitar todas las personas o situaciones que nos motiven a la maldad y que sean un obstáculo para la mayordomía integral.

-Segundo: determinar que le daremos a nuestro cuerpo la importancia que Dios le da y lo trataremos como Dios exige.

-Tercero: determinar que viviremos para la gloria de Dios y no para la satisfacción de nuestros gustos.

Querido Señor de mi vida:

“Prometo informarme bíblicamente para saber todo lo que necesito para ser un mayordomo sabio de mi espíritu, alma y cuerpo y cuidarme disciplinadamente porque soy templo del Espíritu Santo.”

LECTURA BÍBLICA: 1 Corintios 6:9-20

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